La piel, el órgano más extenso del cuerpo, es nuestra primera y mejor defensa frente a las agresiones externas. Cuando la piel está sana, sus capas externas trabajan con fuerza para protegernos pero cuando su estado se ve comprometido, su capacidad para trabajar como barrera efectiva se reduce.
Elegir lo mejor para el cuidado de la piel es una buena opción ya que que nos ayudan a protegerla, potencian sus defensas naturales y las conservan, consiguiendo un buen aspecto y sensaciones propias de su naturaleza, con lo que ayudan a la piel en su tarea de protegernos.
La piel es una sofisticada estructura multitarea que realiza multitud de funciones esenciales para nuestro bienestar general.
Juega un importante papel psicológico. Como indicación más visible de salud, el estado de nuestra piel afecta en nuestras sensaciones, cómo nos sentimos con nosotros mismos y cómo nos ven los demás.
Pero el papel más importante de la piel es el de ser la primera línea de defensa entre nuestro cuerpo y el mundo en el que vivimos, nos protege y nos ayuda a mantenernos sanos:- Manteniendo el equilibrio de fluidos en el cuerpo y previniendo la pérdida de humedad, cuando es necesario.
- Regulando la temperatura corporal: aísla nuestro cuerpo, conserva el calor en tiempo frío y transpira para refrescar el cuerpo cuando se calienta.
- Percibiendo la presión y el dolor: absorbe los golpes y nos alerta del peligro.
- Protegiendo todo el cuerpo frente a los agentes agresores externos.
Los muchos factores externos de los que nos protege la piel son, entre otros:
- Cambios en la temperatura y humedad: la piel ayuda a regular la temperatura corporal, controlar la pérdida de humedad y mantener el equilibro de fluidos.
- Enfermedad: la piel actúa para neutralizar agentes agresivos externos como bacterias, virus y contaminación y les impide entrar en el cuerpo.
- Luz UVA: la exposición excesiva a estos rayos genera radicales libres - moléculas agresivas que pueden causar daños en la piel.
- Presión, golpes y rozaduras: la piel reconoce el dolor y nos avisa del peligro. Actúa como barrera amortiguadora de golpes.
- Sustancias químicas: la piel es nuestra primera línea de defensa frente a las sustancias agresivas que podemos encontrar en nuestro lugar de trabajo o en casa, donde normalmente usamos productos de limpieza fuertes o prestamos un cuidado inadecuado a nuestra piel.
a piel trabaja duramente para proteger nuestro cuerpo pero las fuerzas a las que está sometida pueden tener impacto sobre su estado y deteriorar sus defensas naturales. Esto puede afectar negativamente a nuestra salud ya que nos volvemos más propensos a sufrir lesiones e infecciones.
La piel misma puede volverse seca, sensible e irritable cuando su barrera protectora se ve comprometida. Esto afecta a su aspecto y las sensaciones que provoca pudiendo influir negativamente en nuestra autoestima.
Muchos de los factores externos de los que nos protege la piel tienen, a su vez, un impacto sobre la misma. La exposición a rayos UVA, los cambios en el clima y en la temperatura, y el uso de productos químicos en el lugar de trabajo, o bien productos de limpieza agresivos en el hogar, pueden desbordar la capacidad natural neutralizante de nuestra piel, dañar su capacidad para fijar humedad y debilitar su efectividad como barrera de protección. Como resultado, la piel puede
desecarse, sensibilizarse y ser propensa a sufrir enfermedades como la dermatitis atópica.Un lavado demasiado frecuente con agua que esté demasiado caliente también puede provocar la desecación de la piel, dañar su barrera de permeabilidad y desencadenar problemas.
Una dieta desequilibrada, hacer poco o ningún ejercicio, el estrés, la falta de sueño, fumar, la deshidratación y determinados medicamentos, son otros factores que tienen influencia sobre la piel y afectan negativamente a su capacidad para actuar como barrera de protección.
La piel también se ve afectada por diversos factores internos: genética, envejecimiento, hormonas y determinados problemas de salud como la diabetes.
La piel se compone de tres capas principales: la epidermis, la dermis y el subcutis – cada una de las cuales contribuye a la capacidad protectora de la piel.
La capa más externa de la piel, la epidermis, forma una barrera protectora contra las influencias medioambientales. La capa externa de la epidermis, el stratum corneum o capa córnea, está formada por células muertas rellenas de lípidos epidérmicos y está cubierta por una película hidrolipídica que incluye el manto ácido.
Lípidos epidérmicos
Son los responsables de fijar la humedad y crear una barrera a la permeabilidad de la piel, ayudando a prevenir la penetración de bacterias y de virus a través de la superficie de la piel.
La película hidrolipídica
Una emulsión de agua y lípidos (grasas) que cubre la superficie de la piel y actúa como barrera complementaria frente a las toxinas.
El manto ácido
La parte acuosa de la película hidrolipídica. Da a la piel su pH ligeramente ácido, el entorno perfecto para que prosperen los microorganismos amigos de la piel, flora dérmica, y para que los microorganismos perjudiciales sean destruidos.
Técnico en farmacia y parafarmacia.
- https://www.eucerin.es/acerca-de-la-piel/conocimientos-basicos-sobre-la-piel/barrera-protectora-de-la-piel
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