TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA
Definición e Historia
Los trastornos de la conducta alimentaria, también conocidos como TCAs, se definen como desviaciones del patrón normal de alimentación que llevan a la aparición de una enfermedad de carácter psicológico, siendo la ANOREXIA y la BULIMIA nerviosas los trastornos más prevalentes y mejor conocidos.
Se consideran enfermedades “modernas” ya que se describieron prácticamente hace pocos siglos junto con la llegada de la televisión, los medios de comunicación, la moda… que inculcaron un nuevo canon de belleza, especialmente en la mujer.
A lo largo de la historia el concepto de belleza ha ido cambiando y evolucionando dependiendo de la época y de los cambios en la cultura y en la sociedad. Durante muchos siglos la belleza femenina se asociaba con mujeres corpulentas, de caderas anchas, pechos voluptuosos y muslos generosos, ya que estar “rellenito” era signo de riqueza, de no pasar hambre. Este concepto fue evolucionando en el mundo occidental produciendo cambios en lo que se considera atractivo en el cuerpo de la mujer, hasta llegar a unos cánones de belleza en los que la extrema delgadez se impone. Las pasarelas, revistas, películas etc. cambiaron sus actrices con curvas como Marylin Monroe por niñas altas y enfermizamente delgadas. Este nuevo estereotipo de belleza tuvo un gran impacto sobre la sociedad, generando una preocupación y fijación obsesiva por la imagen corporal, especialmente en las adolescentes, que dio lugar a la aparición diferentes trastornos alimenticios.
Prevalencia
Cada vez afecta a un porcentaje mayor de la población, alrededor de un 5 % de la población en España sufre algún tipo de trastorno relacionado con la comida según un estudio realizado por la Universidad de Navarra, además afecta especialmente a mujeres adolescente menores de 25 años. Además la prevalencia es mayor en los países desarrollados en los que no existe escasez de alimentos.
Tipos de TCAs
Los desordenes alimenticios mejor conocidos y que a mayor porcentaje de la población afectan son la anorexia nerviosa (AN) y la bulimia (BN), ambas estrechamente relacionadas ya que un alto porcentaje de los pacientes que sufren anorexia terminan derivando en bulimia y viceversa.
Es verdad que con la aparición de nuevas tendencias y modas han surgido otro tipo de alteraciones relacionadas con la obsesión por la alimentación y/o el culto al cuerpo. Dos de los ejemplos más conocidos son la ortorexía y vigorexia, muy extendidos hoy en día con el movimiento “realfooder” y el seguimiento de un estilo de vida fitness respectivamente.
La ortorexia fue definida en el año 2000 por Steven Bratman y es un término que procede del griego (orthos es justo, y exía es apetencia; el apetito justo). Este trastorno consiste en una preocupación obsesiva por la ingestión de alimentos sanos, sin procesar y procedentes de la agricultura ecológica, es decir, que no contienen componentes transgénicos, sustancias artificiales, pesticidas o herbicidas. A menudo, esta práctica conduce a situaciones como el aislamiento social, disminución del disfrute por comer y de la calidad de vida y sentimientos de culpabilidad cuando se consumen alimentos “no-sanos”.
La ortorexia se diferencia respecto a otros TCA en cuanto a la preocupación por la calidad de los alimentos. En el caso AN y BN el problema gira en torno a la “cantidad” de comida y a la imagen corporal, mientras que a las personas que sufren ortorexia no les preocupa su peso, ni tienen una percepción errónea de su aspecto físico, sino que su preocupación se centra en mantener una dieta equilibrada y sana.
Por otro lado se encuentra la vigorexía, un trastorno mental, no estrictamente alimentario, que comparte con la AN y la BN la preocupación obsesiva por la figura y una distorsión de la imagen corporal. A diferencia de la anorexia y de la bulimia que afecta más a las mujeres, la vigorexia es más frecuente en hombres de entre 18 a 35 años.
Es un trastorno estrechamente relacionado con la anorexia pero con una preocupación por la imagen diferente. En el caso de la anorexia, la obsesión gira en torno a conseguir una figura extremadamente delgada, mientras que la vigorexía se caracteriza por una fijación enfermiza por ganar masa muscular que se acompaña de distorsión de la imagen corporal.
Es un trastorno estrechamente relacionado con la anorexia pero con una preocupación por la imagen diferente. En el caso de la anorexia, la obsesión gira en torno a conseguir una figura extremadamente delgada, mientras que la vigorexía se caracteriza por una fijación enfermiza por ganar masa muscular que se acompaña de distorsión de la imagen corporal.
La vigorexía implica el efecto contrario que la anorexia, por lo que también recibe el nombre de anorexia inversa, además de dismorfia muscular. Las personas que la padecen se ven a sí mismas como personas débiles y poco musculadas, lo que les impulsa a pasar muchas horas en el gimnasio y a estar obsesionadas con su dieta con una fijación y obsesión por las proteínas, lo que a menudo les empuja a consumir esteroides y anabolizantes.
Al igual que el resto de TCAs, este tipo de trastorno afecta de forma significativa y negativa a las relaciones personales del paciente y a su salud, tanto mental como física.
ANOREXIA NERVIOSA (AN)
La AN se define como un rechazo voluntario a ingerir alimentos, asociado a una pérdida intensa de peso, fobia a engordar y alteración en la percepción de la imagen corporal.
Fue descrita por primera vez en 1689 y cada vez afecta a más personas, incluso a más hombres aunque las mujeres siguen siendo las que más la sufren. Además, la edad de inicio cada vez es más baja, y lejos de afectar únicamente a jóvenes de entre 18 y 25 años, está empezando a detectarse en adolescentes de menor edad (< 15 años). Se estima que el 30% de los casos terminan cronificando, lo que se traduce en un peor pronóstico, y la tasa de mortalidad oscila entre 3-10%, siendo la principal causa de muerte en estos pacientes el suicidio.
Es el trastorno alimentario de mayor gravedad por el peligro que supone para la salud incluso para la vida del paciente. El trastorno empieza con una intención de perder peso y para ello se restringen ciertos “alimentos que engordan”, se comienza a realizar ejercicio físico cada vez más intenso y continuo, incluso en algunos casos se utilizan fármacos para adelgazar (anorexígenos), de laxantes y de purgas autoprovocadas (vómitos) todo esto con el deseo de adelgazar hasta que llega a ser una situación incontrolable.
Entre los síntomas aparecen una severa restricción de la ingesta comida y por tanto una pérdida significativa de peso (desnutrición) junto con distorsión de la imagen corporal, trastorno endocrino generalizado (amenorrea), aislamiento socialpara evitar exponer su cuerpo y comer delante de la gente, retraso del crecimiento y del desarrollo, disminución del metabolismo y de la densidad ósea, y alteraciones dermatológicas tales como aparición de lanugo (vello corporal fino que crece como aislante de la piel por ausencia de grasa corporal, por lo general crece en lugares del cuerpo en la que normalmente no hay tanta cantidad de pelo).
BULIMIA NERVIOSA (BN)
El término significa “hambre de buey” y es un trastorno caracterizado por una ingesta descontrolada de alimentos (atracón);seguida de maniobras compensatorias para evitar la ganancia de peso, siendo el vómito la purga más común entre estos pacientes.
Al igual que en la AN, los enfermos bulímicos presentan una preocupación continua y excesiva por la comida, pero a diferencia que en la anorexia, estos pacientes siente un deseo irresistible por comer lo que les lleva a darse atracones de comida que después contrarrestan mediante diferentes metidos purgativos para evitar la ganancia de peso. Métodos tales como los vómitos autoinducidos, abuso de laxantes, periodos largos de ayuno y uso de fármacos (anorexígenos, extractos tiroideos, diuréticos…)
Con frecuencia existen antecedentes de anorexia nerviosa, es decir, de periodos de restricción severa de alimentos. Los principales síntomas en estos pacientes son las erosiones dentales, de encías y garganta debido al vómito que revierte el contenido estomacal y que posee un ph muy ácido.
Debido a las purgas continuas se pueden desarrollar complicaciones esofágicas más graves y alteraciones electrolíticas (debido a los vómitos y diarreas), y en los casos más graves arritmias e incluso fallo cardiaco (debido a alteración electrolítica: pérdida de sodio).
Tratamiento de los TCA
En todos los tipos de TCA el abordaje terapéutico debe ser multidisciplinar, es decir, a través de un equipo de profesionales sanitarios (médico, psiquiatra, psicólogo y dietista) en colaboración con la familia.
El principal objetivo debe ser, en los casos de peso muy bajo y/o peligro por la salud del paciente, la recuperación física. Incluso se puede recurrir a la hospitalización si la pérdida de peso es excesiva y corre peligro la salud del paciente. Al mismo tiempo se debe trabajar para que el paciente adquiera unos hábitos alimentarios y de estilo de vida saludables, sin obsesiones ni preocupación extrema por la cantidad y calidad de los alimentos, que conduzcan a tener una buena relación con los alimentos y a ingerir una dieta equilibrada.
Los pacientes que peor pronóstico presentan son aquellos que han desarrollado el trastorno con una edad más tardía y llevan con la enfermedad más años lo que puede conllevar a la cronificación del trastorno.
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